Tal vez estás pasando por una situación difícil y llegaste a un punto donde lo único que puedes decir es: “Dios, no puedo más. ¡Ayúdame por favor!” La buena noticia es que Dios nunca nos abandona. “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia” (Salmo 46:1). Dios está esperando que clamemos a Él con nuestros corazones abiertos y digamos: “Dios mío, ¡ayúdame!”. Él promete ayudarnos y renovar nuestras fuerzas. Dios quiere tener una relación personal con nosotros. Esta oración poderosa nos muestra cómo podemos tenerla.